La historia como memoria

Por José Obswaldo Pérez

ALGUIEN HA DICHO que la vida es un gran puzzle. Digámoslo en inglés para no decirlo en las palabras de la cantante Celia Cruz, “la vida es una gran tómbola”. Aunque esta última apreciación nada tiene que ver con la metodología cualitativa de la historia de vida. Un puzzle significa ensamblar piezas, construir y unir elementos. Eso es lo que constituye y define, en sí, una historia de vida. Vale la pena leer Pacheco: un llanero del siglo XX (2008, Editorial Miranda) de nuestro amigo el doctor Eduardo López Sandoval, para comprender el concepto.


Desde una perspectiva historiográfica, la historia de vida es una corriente de reciente data nacida de la historia social y que ha ganado espacio como fuente y método de investigación en el campo de la historia. Pacheco es el resultado de una investigación de grado de López Sandoval en la maestría de Historia de Venezuela de la Universidad Rómulo Gallegos. Este estudio convertido en libro, recomendable para quienes quieran incursar en la historia oral, es una narración escrita, contada por otros. Es la memoria colectiva de un personaje construido de trazos cortado a la medida de sus contadores.

En Pacheco, la historia de vida es el recuento de los acontecimientos significativos en la vida de un personaje cualquiera, lleno de anécdotas y hazañas que pueden ser verdad o mentira, pero que existe en la memoria colectiva del pueblo. Sin duda alguna, para hacer una historia de vida utilizamos como principal herramienta la memoria, pues es ella que nos permite reconstruir el personaje en estudio, su formación paulatina, el contexto social, cultural, político y económico que le ha tocado vivir y, sobre todo, todos aquellos aspectos que marcan su llaneridad.

No sé si ese “referente de la historia local” llamado Pacheco sea una excusa del doctor López Sandoval para la construcción de una Historia del Humor Llanero, epistemología de nuestra picaresca criolla de vivir la vida y la circunstancia en el llano, resumidas en un chiste. El caballo de la oralidad viaja en el mito y la épica, y ambas, confluyen en este documento sociológico que busca comprender desde adentro el mundo de la llaneridad. Se trata de una ideografía de un fenómeno cultural que todavía convive en nuestras comunidades llaneras: la psicosociología de ser llanero.

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