Mirada al Arauca apureño

Por José Obswaldo Pérez

¿Hacia dónde viajan los límites de un paisaje? ¿Qué palabra ondula frente al ojo que intenta describirlo, hacerlo sentido a partir de la reanudación de la memoria? El Llano tiene la ventaja de perderse en su extensión: alisa la mirada y la perturba. Siempre retorna polvoriento al mismo sitio.
El paisaje emigrante. Alberto Hernández/crónicas del Olvido, en Ciudad Letralia.

Brazo del río Arauca. . Sabana de la Candelaria. Edo. Apure
Foto Arturo Álvarez D´Armas. 
 Arturo Álvarez D´Armas ha tomado, entre sus saberes, el arte de la fotografía como otras de sus pasiones. Arrebiatándose su mochila y su cámara compañera, se ha rumbado auscultar el llano apureño, lleno de maravillas y sorpresas. Se ha hecho etnólogo de la imagen, captando percepciones de las vivencias del paisaje, de su cotidianidad circundante y su menuda naturaleza: las aves, la fauna, la chalana, el hombre. Quizás, atraído por indagar la poesía de la vida, sea el resumen de una colección de graficas digitales; la cuales, con su modestia, nos la hace llegar a sus amigos para muestra de arte de su afición.

Lancha en el río Arauca. . Paso Arauca. Edo. Apure.
Foto Arturo Álvarez D´Armas 

Vía correo electrónico, el poeta Arturo Álvarez D´Armas no ha enviado estas imágenes en un día rumbo al Arauca apureno, en las tierras místicas de los Yaruro, en la de la copla de Ángel Custodio Loyola y en la escritura de Julio César Sánchez Olivo. O en de las líneas narrativas de Rómulo Gallegos, por allí cerca de La Candelaria, donde aún se oyen las voces de los espantos y las higaldías de las maricelas.

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